La actividad empresarial y profesional, como cualquier otra actividad humana, está constituida en torno a la consecución de metas
¿Cómo moverse en este nuevo escenario donde la causalidad lineal, ante una causa A, o estado actual, se produce el efecto B, o meta u objetivo a lograr, ya no aporta significado, ni dirección en la planificación estratégica en la empresa?
¿Y qué puede aportar el coaching, más concretamente el coaching ejecutivo, al directivo y al equipo en medio de este cambio en la percepción del espacio de reto que se crea entre A y B? Pues aporta orientación, focalización y entrenamiento para conseguir lo propuesto en este nuevo orden incierto, y aceptar el reto. Cuando se exige gestionar la anticipación, la adaptación y la acción de forma novedosa porque las metas, B, acaban siendo difusas. Cuando es necesario otra forma de gestionar la estrategia de la empresa.
‘¡Oiga! Que yo solo quiero que mi empresa, mi compañía, mi negocio funcione, funcione bien. Tanta jerga y tecnicismos me confunden.’
Sí, de acuerdo lo que realmente confunde es lo complicado, lo rebuscado, lo difícil de entender del momento actual. Ahora bien, conseguir la elegancia y la simplicidad requiere de esfuerzo, de dedicación, y sobre todo de propósito y visión en un entorno en transformación. Y en estos momentos revueltos, tumultuosos es donde el coaching ejecutivo acompaña en la definición de esa nueva estrategia simple, contundente, que aporte la efectividad y eficiencia requeridas para el éxito empresarial.
Porque hay que tener claro, como se dice en algunos prospectos de fondos de inversión,
“El desempeño pasado no es garantía de resultados futuros”.
Por lo tanto conseguir la simplicidad de un nuevo enfoque empresarial es una tarea más bien ardua y ese cambio en la mayoría de las ocasiones requiere de un acompañamiento externo, por la dificultad que representa captar la propia realidad desde dentro de la misma organización.
En los tiempos que corren, revueltos y muy diferentes a los vividos, hay que actuar con un nuevo modelo, que sea mucho más dinámico, flexible y sobre todo creativo. Es decir, como responsable del éxito de la empresa, deberás trazar una planificación estratégica donde mediante la anticipación de escenarios de carácter difuso, la definición de acciones adaptables y la asignación de recursos finitos puedas adaptarte a un entorno en un cambio continuo, pero no por ello azaroso, hacia la consecución del éxito empresarial.
De momento nos quedamos con esta reflexión para ir interiorizándola, y en la próxima entrega vemos el modo de generar:
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